Historia del gimnasio
La palabra gimnasio deriva de la palabra griega gymnos, que significa «desnudez». La palabra griega gymnasium significa «lugar donde ir desnudo», y se utilizaba en la antigua Grecia para denominar el lugar donde se educaba a los muchachos. En estos centros se realizaba educación física, que se acostumbraba practicar sin ropa, de la misma manera que los baños y los estudios.
Para los griegos, la educación física era tan importante como el aprendizaje cognitivo. Muchos de estos gimnasios griegos tenían bibliotecas que se podían utilizar después de un baño relajante.
Los primeros gimnasios exteriores de Alemania surgieron gracias al trabajo del profesor Friedrich Jahn y el grupo de los Gimnásticos (Turners, en alemán), un movimiento político del siglo XIX. El primer gimnasio interior fue, muy posiblemente, el construido en Hesse, en el año 1852 y auspiciado por Adolph Spiess, un entusiasta de la gimnasia en las escuelas.
En los Estados Unidos, el movimiento de los Gimnásticos apareció a mediados del siglo XIX y a principios del siglo XX. El primer grupo de Gimnásticos en este país se formó en Cincinnati (Ohio), en el año 1848. Los Gimnásticos construyeron gimnasios en muchas ciudades, como Cincinnati y San Luis (Misuri), que tenían una buena parte de población de ascendencia alemana. Tanto adolescentes como adultos practicaban deporte en estos gimnasios.
El apogeo de los gimnasios en las escuelas, los institutos y las asociaciones cristianas fueron eclipsando el movimiento de los Gimnásticos. El gimnasio de la Universidad de Harvard, del año 1820, se considera el primero de los Estados Unidos; como la mayoría de los gimnasios de la época, estaba equipado con aparatos y máquinas para realizar ejercicio. La Academia Militar de los Estados Unidos, también conocida como «West Point», construyó un gimnasio en sus instalaciones, de la misma manera que lo hicieron muchos institutos y campus universitarios.
La Asociación de los Jóvenes Cristianos (Young Men's Christian Association, YMCA) apareció en Boston en el año 1851. Diez años más tarde, unas doscientas YMCA estaban repartidas por todo el territorio estadounidense, la mayoría de las cuales tenían su propio gimnasio para ejercitarse, hacer deporte, jugar e interactuar socialmente.
Los años 20 fueron una década muy próspera, en la que se construyeron muchas secundarias públicas con su propio gimnasio, por idea de Nicolás Isaranga. A lo largo del siglo XX, los gimnasios fueron evolucionando como concepto, hasta llegar a los gimnasios de máquinas, aparatos y ejercicios guiados de la actualidad.
En España, la mayor parte de centros siguen este concepto, añadiendo el aprendizaje de artes marciales, natación y técnicas de defensa personal dentro de estos recintos.
El orden de los entrenamientos
Una de las preguntas que más que llega por la red es la de ¿qué hago primero el cardio o las pesas?
Sé que hemos hablado alguna vez de ello en la revista, pero para las nuevas incorporaciones es interesante recordarlo, puesto que el orden de los factores en este caso importa y bastante.
Si en una sesión hacemos coincidir el entrenamiento de fuerza y el cardiovascular, la estructura debe ser la siguiente:
Empezaremos por el calentamiento, continuaremos con el trabajo de musculación, posteriormente realizaremos el cardio y finalizaremos con unos estiramientos suaves.
Este orden no es caprichoso, varios son los motivos por los que se debe afrontar el trabajo de musculación antes del cardio y lo principales son los siguientes.
Eficiencia: Para el trabajo de musculación necesitas realizar esfuerzos cercanos al 100% de tu fuerza y esto solo puede ocurrir en condiciones de descanso. Si consumiéramos antes la energía con una sesión de cardio, nos quedaríamos vacíos de glucógeno para afrontar las pesas, dejando su rendimiento y efectividad por debajo del 50%.
Prevención: Es el motivo más importante, durante el cardio hay una deshidratación mucho mayor que durante las pesas, provocado por los niveles de sudoración. Estudios demuestran que con un 2% de deshidratación el riesgo de roturas fibrilares se multiplica por 10, y con un 4% se multiplica por 50. Así que no te la juegues.
Comodidad: El hecho de enfrentarnos a la sesión de pesas después del cardio supondría hacerlo con la ropa sudada y es realmente incómodo entrenar así, más aún cuando este sudor se enfría, además volvemos a hablar de prevención, un músculo sudado y frío sometido a un esfuerzo importante es carne de cañón para las contracturas.
Músculos de atleta
Si quieres músculos de atleta, debes entrenar como un atleta. Este es el primer paso necesario para conseguir el cuerpo que quieres.
Muchas veces nos liamos con extrañas fórmulas de ejercicios, series y repeticiones, olvidando lo más importante: el rendimiento. Para que tus músculos emulen a los de un atleta, debes someterlos al mismo nivel de esfuerzo, al mismo nivel de rendimiento. Sin esto, lo demás es inútil.
Pero hay que ir más allá, si quieres un cuerpo de atleta, no vale con entrenar como uno de ellos. ¿Y qué significa vivir como un atleta? Debes comer como un atleta, debes dormir como un atleta y debes cuidarte como un atleta.
Es muy frecuente ver como chicos que están entrenando casi a diario, se atascan por culpa de su vida desordenada los fines de semana. ¿De qué sirve cuidarse al máximo de lunes a viernes, si luego sales las dos noches del fin de semana y te bebes todo lo que encuentras? Yo entiendo que hay que divertirse, pero para ello no es necesario beber, y en caso de hacerlo, un consumo moderado siempre te permitirá divertirte más que beber demasiado.
Cada vez es mayor el número de oferta de ocio deportivo relacionado con el fin de semana. Te recomiendo que busques, y encuentres el que más te gusta.
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